jueves, 21 de febrero de 2013

221."Máscara de Agamenón" (1550-1500 a.C.)

ARTE MICÉNICO: Se trata de una máscara funeraria localizada sobre la cara de un cuerpo hallado en la tumba V de la acrópolis de Micenas. Esta pieza fue hallada por el arqueólogo Heinrich Schliemann pensando que era el recubrimiento facial mortuorio del mítico rey griego Agamenón. Estudios posteriores han dejado claro que es una obra realizada 300 años después de la desaparición de dicho magnate, por lo tanto no podía corresponderle aunque se ha mantenido de manera histórica este sobrenombre. Actualmente se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico de Atenas. La tradición funeraria de aquel período aproximado del 1500 a.C era ubicar a los difuntos en fosas excavadas en el suelo junto con su ajuar funerario. Después se cubría con unas vigas y se cubrían de tierra decorando su exterior con una estela. Los ajuares funerarios eran ricos en collares, copas, diademas, etc realizados en oro y en bronce. Este descubrimiento concreto nos dio a conocer una cultura que era comercial y que tenía un estatus social importante. No todos los humanos al ser enterrados recubrían su rostro con una máscara funeraria de oro. Solamente los altos dignatarios o militares se reservaban ese privilegio para en la otra vida mantener su nivel social. En este caso creemos que fue un guerrero importante ya que se han encontrado en su tumba armas blancas como espadas o cuchillos. Estas máscaras no eran auténticos retratos pero tampoco creemos que fueran excesivamente idealizados ya que en este caso la simetría facial y los rasgos no son demasiado favorecedores.

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martes, 8 de enero de 2013

220."La gran odalisca" (1814) de DOMINIQUE INGRES

PINTURA ROMANTICISTA: Esta obra de corte orientalista fue un encargo realizado por Carolina, hermana de Napoleón y reina de Nápoles. Un cuadro que tenía que hacer pendant con otro desnudo  que tenía en su poder la mecenas. Fue una obra expuesta en el Salón de París en 1819. El nombre de odalisca proviene del turco odalik y designa a una mujer de un harén. Está recostada vuluptuosamente sobre un diván que de espaldas gira su cara al público de manera insinuante, entre accesorios de toque arábigo como un abanico, un turbante o una pipa. Destaca el detallismo del cuerpo pero sobre todo de los ropajes y las texturas de las telas. Un cuerpo criticado por ser excesivamente alargado y que parece ser que el propio Ingres decidió aplicar en evocación al manierismo precedente. Un intento de belleza individualizada que muestra dulzura y una mayor sensación curvilínea influencia de Rafael y del conocimiento de los pintores italianos que obtuvo en su viaje a Florencia. También fue criticado por su escaso cromatismo, aunque la percepción del mismo está perfectamente vinculada a la realidad.


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